En este espacio se exploran algunas ideas filosóficas y estéticas para pensar ¿qué significaría una embriología de la esperanza?, ¿cuál sería su valor político? ¿en qué sentido abriría una forma particular de vivir la cotidianidad? ¿cuál sería su pragmática? En el capitalismo tardío que predomina en nuestra sociedad, se impone una forma de vivir la cotidianidad bajo el molde de lo rutinario: nuestros cuerpos transitan diariamente dominados por hábitos perceptuales y motrices impuestos por el entorno tecnológico, moral y económico en el que deseamos. En este entorno, la esperanza es manufacturada como un afecto anclado al consumismo, los discursos mesiánicos, la política vacía y las formulas exprés contra el letargo. Contra este modo de organizar nuestros cuerpos, se propone pensar en una contra política de la esperanza que permita disputar su sentido, así como la producción misma del futuro en la duración de las mañanas, las tardes y las noches. Se propone llamar “embriología” a esta contrapolítica, como una manera atenta de jugar, de modular el cuerpo, de cultivar fase a fase, gestos que permitan la emergencia de otros modos de existencia en el presente.